El ruido de la lluvia lloró alto es una obra en la que la autora reitera su particular forma de acercarse al arte, presentándonos objetos cotidianos e insertándolos dentro del mundo del arte. A través de este proceso, en el que comienza revolviendo en su memoria, rescatando una imagen de un antiguo retrato de una pareja de novios y en conjunción con otros elementos que, en este caso, anulan los rostros de los retratados convirtiéndolos en anónimos, es decir, en todos, nos propone una imagen entre tenebrosa (licantrópica) y nostálgica (retratos de salón) cargada de un posicionamiento crítico consciente de las reglas y roles sociales preestablecidos, que alienan sensaciones y experiencias. Al modo de artistas como Brossa o los surrealistas, Carmen Calvo crea objetos con una carga poética en la que podemos leer desde un punto de vista cercano a nuestra experiencia, renglones que nos hablan de la memoria, del paso del tiempo, de angustia, inocencia, et, por medio de un código simple, entre simpático y familiar, por el que fluye su mundo interior y sus pensamientos que reconocemos como propios. sábado, 3 de diciembre de 2011
Camen Calvo
El ruido de la lluvia lloró alto es una obra en la que la autora reitera su particular forma de acercarse al arte, presentándonos objetos cotidianos e insertándolos dentro del mundo del arte. A través de este proceso, en el que comienza revolviendo en su memoria, rescatando una imagen de un antiguo retrato de una pareja de novios y en conjunción con otros elementos que, en este caso, anulan los rostros de los retratados convirtiéndolos en anónimos, es decir, en todos, nos propone una imagen entre tenebrosa (licantrópica) y nostálgica (retratos de salón) cargada de un posicionamiento crítico consciente de las reglas y roles sociales preestablecidos, que alienan sensaciones y experiencias. Al modo de artistas como Brossa o los surrealistas, Carmen Calvo crea objetos con una carga poética en la que podemos leer desde un punto de vista cercano a nuestra experiencia, renglones que nos hablan de la memoria, del paso del tiempo, de angustia, inocencia, et, por medio de un código simple, entre simpático y familiar, por el que fluye su mundo interior y sus pensamientos que reconocemos como propios.
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